Paul Laband

Es imposible entender la gran contribución de Paul Laband a los inicios dogmáticos del Derecho Público y del Derecho Constitucional sin acercarse, siquiera nimiamente, al contexto jurídico, político e institucional de la Alemania que le tocó vivir. Un país en construcción y donde Prusia, Estado al que pertenecía en su origen el propio pensador (nacido en Breslau, hoy Polonia) lideraba los esfuerzos unificadores desde su previa renovación y estatalización. El crecimiento del Estado frente a los poderes tradicionales y la convergencia en él de todo lo político precisaba una explicación desde la teoría de la soberanía, y Laband acude presto en amparo de Prusia y el proceso de unificación con la consideración que hace del Reich como lugar donde reside el Estado y la propia soberanía. El Parlamento o los Tribunales son meros órganos del Estado impersonal, cuya voluntad autónoma con capacidad de dominación se impone a las voluntades particulares de las personas que lo integran. La ley, para Laband, ha de ser toda aquella norma que implique una regla jurídica estable (ley en sentido material), más allá de las clásicas reservas a favor del principio de legalidad que existían en torno a la libertad y la propiedad privada, e incluso de los propios procedimientos parlamentarios del Reich (ley en sentido formal). Distinción ésta que le sirve para inmiscuirse en el conflicto presupuestario que en Prusia mantenía Bismarck con el Parlamento (1862-1866), defendiendo en él Laband que el Presupuesto no era como tal una norma jurídica (una ley en sentido material), sino una mera determinación contable.

El jurista de Breslau fue un estudiante brillante en su juventud y se graduó con honores en Derecho por la Universidad de su ciudad natal, donde tuvo la oportunidad de asistir a las clases del romanista Theodor Mommsen, y por la Universidad de Heidelberg, donde conoció a von Mohl y donde, tras obtener el doctorado, se convertiría en profesor. Es en la romántica ciudad del Neckar donde Laband comienza sus grandes trabajos teóricos y conoce a los grandes nombres de la Universidad alemana, que le permitirán en los años siguientes trasladarse en calidad de docente a Königsberg y, finalmente, a partir de 1872, a la por entonces recién creada Universidad de Estrasburgo. Alsacia, arrebatada a Francia e incorporada al Reich tras la victoria de Bismarck en la guerra franco-prusiana, se veía envuelta en un proceso de germanización en el que la nueva Universidad constituía uno de sus ejes cardinales. Es aquí donde Laband, ya convertido en uno de los referentes indiscutibles del Derecho alemán y amigo de Otto Mayer y Jellinek, termina su gran contribución, Staatsrecht, cuyo primer tomo termina en 1876 y que pronto se erige en la obra canónica del nuevo Imperio alemán. En ella, el profesor de Estrasburgo aboga por el positivismo legal y realiza la construcción dogmática del nuevo edificio jurídico del Reich rechazando cualquier influencia o condicionamiento de otras disciplinas ajenas al Derecho. Tras terminar la gran obra es llamado con todos los honores a su querida Heidelberg como catedrático ordinario, oferta que rechaza para proteger con su prestigio a la Universidad de Estrasburgo, sobre la cual pendía constantemente la amenaza de cierre. Su permanencia lo evita, y es en esta ciudad donde el jurista muere en medio de la Gran Guerra, cuando la Constitución del Reich, que él creía definitiva, comienza a fragmentarse.