Giacomo Venezian

Nació austríaco a su pesar, de familia culturalmente italiana, en el mismo año de la Unificación —con la proclamación del Reino de Italia—-, cuya defensa patriótica marcó su vida y muerte: ya a los dieciséis fue encarcelado por propaganda pro italiana, marchando hacia el sur tras su absolución, donde se nacionalizaría ya italiano. No cesó en su actividad política ni militante, hasta fallecer como soldado en el asalto al Monte Carso, durante la primera batalla de Isonzo, en la Primera Guerra Mundial, tras la que Italia se anexionaría como vencedora los territorios que Venezian siempre había reclamado.

Tras estudiar Derecho en la Universidad de Bolonia, y pese a tempranos escarceos con el Derecho penal y administrativo como estudiante, se dedicó tras su licenciatura al estudio y enseñanza del Derecho civil, sin abandonar nunca la dimensión de los intereses sociales, aun en tratamiento de los derechos patrimoniales individuales (ni tampoco los escritos —y panfletos— netamente políticos). Además de profesor fue también abogado, cuyo ejercicio práctico tintó también de innovación jurídica, sobre todo en su dedicación —académica y forense— de desarrollar el resarcimiento por daños extracontractual, sobre todo frente al libelo.

En sus obras se dedicó tanto al tratamiento profundo y monográfico, de la que sería su principal obra Usufructo, uso y habitación —aún referencia de los estudios al respecto—; con otros escritos más amplios, en los que trató aspectos concretos a lo largo de la mayoría de ámbitos del Derecho patrimonial (reunidos en sus tres volúmenes de estudios, respectivamente sobre obligaciones, derechos reales, y finalmente cuestiones jurídicas varias); y hasta un manuscrito cuya edición no llegó a culminarse en el que pretendía escribir una suerte de manual de Derecho elemental, accesible a un público general, aun lego en las ciencias jurídicas.