Santi Romano ha sido uno de los iuspublicistas más relevantes del siglo XX, en particular por su concepción del Derecho como institución y su teoría del pluralismo jurídico. También destacó su construcción teórica sobre el interés legítimo. Nació en Palermo en 1875 donde se licenció en Derecho en 1896, siendo discípulo del profesor
Su sensibilidad por las transformaciones del Estado ante los cambios socio-políticos y económicos que se vivieron a finales del siglo XIX e inicios del XX se evidencian entre otros estudios en Lo Stato moderno e la sua crisi (1909), que había sido su discurso para la inauguración del año académico en la Unviersidad de Pisa y, especialmente, en su más prestigiosa obra, L’ordinamento giuridico (1918), donde Romano superó las concepciones normativistas tradicionales y ofreció una concepción del Derecho que iba más allá del ordenamiento como puro conjunto de normas, para incluir elementos como la sociedad o la idea de organización. Una institución sería entonces para Romano cualquier ente social organizado por el Derecho. Eso le lleva a romper con el monismo jurídico para acercarse al pluralismo antes mencionado en el que el Derecho del Estado coexiste con otros ordenamientos jurídicos autónomos. Unas tesis que ya entrado el siglo XX han servido de base en la conceptuación de los organismos autónomos y sus regímenes jurídicos en distintos ámbitos (en particular, por
Ahora bien, Santi Romano fue un jurista afincado en la cultura del Estado de Derecho dominante a finales del siglo XIX e inicios del XX como se ve en su obra Il diritto pubblico italiano (1914). En este sentido, Romano mantuvo que la clave del Estado de Derecho se situaba en que el Estado era a un tiempo voluntad soberana, expresada primariamente a través de la ley, pero limitada, más bien, autolimitada. En consecuencia, rechazó la supremacía constitucional y, por ende, la posibilidad de control de constitucionalidad de las leyes, si bien mostró su visión siempre crítica al preocuparse por el fundamento de los límites a la ley, evitando eso sí cualquier vuelta al
Santi Romano fue fundamentalmente un docente y un jurista, si bien durante el
En sus últimos años de vida, tras la caída del régimen fascista y coincidiendo con los primeros trabajos de la Asamblea constituyente, en sus Frammenti di un dizionario giuridico (1947) y especialmente en Principii di Diritto costituzionale (1945) mostró su preocupación por el impacto que sobre el Estado de Derecho podía tener el proceso constituyente democrático que vivía Italia. Para Santi Romano la nueva Constitución situada como norma suprema, nacida de una voluntad política contingente, podría ser incapaz de institucionalizarse y de producir un auténtico orden jurídico.